sábado, 4 de agosto de 2012

Enamorada de un fantasma.

Lo recuerdo por la noches antes de dormir...
Hoy necesito pastillas para no soñar en demasía, he creado innumerables historias de aventura a su lado y la realidad es que apenas nos dirigimos la palabra, después de lo que pasó, todo lo que vivimos se fue a un abismo y no sé si pueda recuperarlo. Pero mientras existamos los dos, uno junto del otro, la mágica historia seguirá escribiéndose. Siempre me regala algo en lo que puedo creer.
Dormir abrazando mi almohada es extrañarlo por las noches, aunque no quiera aceptarlo en ocasiones, pero él ha cambiado mi vida, y no lo había notado por distraerme con pequeños obstáculos del camino. Miro al rededor y comienzo a preguntarme ¿Porqué no puede siquiera decirme la verdad enredada de mentiras? yo sé que siente lo mismo pero se alejó para no lastimarme como la última vez.
Me pierdo en lugares desconocidos recordando sus besos, sus charlas... Tantas cosas que ocurren mientras estoy escribiendo sobre su ausencia, mientras hablo sobre él con mi almohada y pido consejo a mi espejo, tantas cosas suceden mientras lo voy queriendo un poco más.
Mis deseos ya no son encontrar a la persona perfecta, porque no existe persona perfecta en el mundo. Sólo deseo tenerlo cerca otra vez, tan cerca y mirarlo a los ojos, poder susurrar en el silencio su nombre.
La ansiedad y las ganas de tenerlo junto a mi se han vuelto palpitantes, ensordecedoras, hirientes, dominantes... Por ello el Borboun se convirtió en mi compañero de viaje, con efectos turbios y desgastantes para mi memoria.
A veces sueño con el mar, con la brisa y el sol ardiendo en mi piel... A veces sueño despierta un nuevo amanecer.
Y creo que todo es porque quiero que haga de mi corazón un mejor lugar.